Cuando los franceses tenían prohibido todo comercio con las islas Británicas y productos ingleses y los de sus colonias eran boicoteados y destruidos, Napoleón llegó a un pueblo y, al pasar junto a una iglesia, notó un fuerte olor a café tostado que emanaba del ábside.
El café se descubrió en Etiopía por los comerciantes árabes. La historia dice que un pastor de cabras observó que sus cabras actuaban de manera extraña tras comer las bayas de una planta determinada. Cogió estas bayas para un jeque y ambos las tantearon e incluso las comieron, pero eran demasiado amargas y las escupieron al fuego.
Al caer las bayas en el fuego, los dos se complacieron por el aroma que emanaba de los granos. Al cocer las bayas en agua caliente, supuestamente crearon la primera taza de café en el siglo V o IV A.c. Desde entonces, el café se convirtió en un elemento básico de la cultura árabe y de Medio Oriente.
El café se ha preparado durante siglos por el método «turco». Su elaboración consiste en calentar al fuego un recipiente con agua y café molido. Tras hervir, se deja reposar para que los restos del café se posen en el fondo. Así se pierden muchos aromas y se obtiene un sabor agriado. A pesar de todo, en la actualidad siguen utilizando muchas personas este método tan tradicional para prepararse su café cada día.
Sin embargo el gran adelanto fue la creación del café filtrado, que vino de la mano de la evolución e historia de las cafeteras, máquinas más o menos complejas que hacen un café más aromático.
Voy a repasar la historia del café filtrado, los avances y los distintos tipos de cafetera. Llamamos cafetera al recipiente que se usa para servir el café, y también al aparato de cocina con el que preparamos el café como bebida caliente.
La primera cafetera de la que se tiene noticia se remonta al año 1802 y se trata de la creación de François Antoine Descroisilles, farmacéutico francés al que se le ocurrió unir dos depósitos metálicos unidos por una chapa perforada a modo de colador. La parte inferior la llenó de agua y café molido y puso el invento al fuego.
Cuando el agua llegó a hervir, la infusión subió al recipiente superior y había tomado el olor y sabor del café, que terminó saliendo por una pequeña tubería perforada en la punta para evitar que el líquido regresara. Lo patentó ese mismo año con el nombre de «Caféolette». Había nacido la primera cafetera de la historia. Como puedes suponer, de esta cafetera a las de hoy en día hay grandes diferencias, pero la «Caféolette» fue la precursora de las que conocemos hoy día. La patente de este invento fue un rotundo éxito.
Cuatro años después, en 1806, se patentó la primera cafetera de porcelana, obra también de un francés, un químico y agrónomo llamado Antoine Cadet de Vaux, que tomó como referencia la «Caféolette» para su versión.
Cuentan que el emperador francés Napoleón Bonaparte (1769-1821) era más que adicto al café. Tomar una taza de café para él era mucho más que saborear el amargo del grano… era entrar en un momento de excitación que le hacía tomar taza tras taza. Tenía problemas de estómago y además Napoleón era epiléptico, por lo que su carácter y actitud se veían muy atacados. Pero, aún así, Napoleón citaba su frase:
El café fuerte, cargado, me resucita, me causa escozor, una carcoma singular, un dolor que carece de placer. Prefiero entonces sufrir a no sufrir.
Alejandro Dumas cuenta que cuando los franceses tenían prohibido todo comercio con las islas Británicas y productos ingleses y los de sus colonias era boicoteados y destruidos, Napoleón llegó a un pueblo y, al pasar junto a una iglesia, notó un fuerte olor a café tostado que emanaba del ábside. Atraído por un aroma del que a él mismo le costaba mucho trabajo prescindir, entró en un edificio y sorprendió a un sacerdote tostando café:
– «¡Con que esas tenemos! ¡Os he pillado señor cura! ¿Tenéis alguna explicación que darme?», exclamó Napoleón.
– «Ya lo veis, señor, hago como vuestra majestad: quemo los productos coloniales de nuestros archienemigos los británicos allí donde los encuentro», replicó el cura sin alterarse, y sin dejar de remover los granos con el tostador. El sacerdote llenó una taza de café y lo puso sobre la mesa para que Napoleón lo tomara.
También hay una leyenda de que el 17 de junio de 1815, víspera de la «Batalla de Waterloo», el carromato que llevaba la reserva especial de café de Napoleón se extravió y que, privado de la bebida estimulante que utilizaba para mantenerse despierto, el emperador durmió más de lo habitual. Por eso, en vez de iniciar el ataque al amanecer, lo retrasó hasta el mediodía. Ese aplazamiento de media jornada resultó fatal y determinó el curso de la historia. No obstante hay documentos históricos que justifican que la tardanza del ataque se debió a factores climáticos. Fuese como fuese lo que pasó, Napoleón fue un esclavo del poder de seducción del café.
El gran invento fue en 1819, cuando Laurens Blechschmied inventó el percolador, versión muy sencilla de las actuales cafeteras de filtro con un solo recorrido para el agua (aunque muchos atribuyen su invención a Benjamin Thompson, Conde de Rumford, médico, físico e inventor estadounidense). Su nombre proviene de «percolar» (hacer pasar una sustancia soluble a través de una sustancia permeable con el propósito de crear un compuesto soluble). En el caso de la elaboración de café, la sustancia soluble es agua, la sustancia permeable es el café molido y el compuesto soluble es el café elaborado.
El lugar de origen e inventor de la cafetera de embolo (prensa francesa) no están muy claros: tanto italianos como franceses dicen ser sus creadores. El origen más probable de esta cafetera puede que sea Francia ya que en el año 1850 era bastante popular en este país. Esta cafetera permite preparar café en forma sencilla y manteniendo todos los aceites del café, haciéndolo muy suave y delicioso.
El café requiere ser molido con grano grande para que no traspase el filtro. La preparación es relativamente rápida y sencilla: sólo se vierte agua caliente sobre el café molido y se espera 4 minutos. Luego se comprime lentamente con la prensa o pistón. También sirve para preparar té u otras infusiones de hierbas.
A mediados del siglo XIX comenzó la adaptación norteamericana de esta cafetera, que no se patentó hasta 1873. La cafetera estaba formada por un cilindro que en su interior albergaba un filtro que bajaba poco a poco presionando los posos del café. El problema era que el filtro no siempre tenía el mismo diámetro que el del cilindro, y muchas veces el consumidor casero tenía que volver a colar la infusión.
La cafetera Express nació en Italia en 1901 de la mano del ingeniero Luigi Bezzera, y rápidamente se propagó por toda Europa. Esta cafetera hace pasar agua caliente, regularmente a 90° C de presión de 8/15 atmósferas durante 20 a 30 segundos por café molido muy fino, extrayendo su sabor y esencia. La preparación básica de esta cafetera es el café Express. Hoy en día existen diferentes categorías como la manual de palanca, hidráulicas y automáticas de repartición continua.
Es muy común en restaurantes y cafés, aunque también se ha extendido últimamente al hogar. Usualmente constan de un portafiltros, filtro, boquilla para espumar la leche y lo más importante, la bomba de presión. La presión es la clave y determina la cremosidad del café. La preparación es rápida, menos de 2 minutos (de ahí su nombre Express), y se obtiene un café aromático, con cuerpo y gran sabor. Funciona con energía eléctrica.
En 1907 Melitta Benz, una alemana de la ciudad de Dresde, sustituyó el clásico colador metálico de 1802 por un paño poroso de lana. El resultado a corto plazo funcionó, pero a medio plazo fue ineficaz porque la tela se desgarraba y gastaba rápidamente por el uso. No tardó mucho en encontrar la solución al problema, ya que al año siguiente ideó un sistema de usar y tirar, con unos papeles muy porosos que originariamente fueron los recortes del papel secante escolar de su hijo.
Después de unos retoques estos filtros adquirieron una forma de cono acanalado y su iniciativa dio como resultado una cafetera nueva y un grupo empresarial con dimensiones mundiales: «Melitta».
En 1929, Attilio Calimani (diseñador italiano de Milán) patentó la cafetera de embolo (prensa francesa). Attilio realizó diferentes modificaciones en su diseño a lo largo de los años para intentar mejorar el sistema de filtrado de los posos.
En 1933, el italiano Alfonso Bialetti inventó la cafetera italiana (Moka Express), pero la patentó Luigi de Ponti en su nombre. Aunque parezca increíble, el diseño de la cafetera italiana se inspiró en el de una lavadora arcaica conocida como «lisciveuse», una especie de olla gigante en la que se calentaba el agua junto con la ropa y el jabón. Esa olla tenía una pipeta en el centro que hacía que, al hervir el agua, ésta subiera por la pipeta esparciendo el jabón de nuevo sobre la ropa, en lo que se podría llamar un ciclo de lavado.
Viendo a su mujer hacer la colada con este aparato, a Alfonso Bialetti se le ocurrió que un sistema similar sería ideal para elaborar café utilizando el vapor de agua, calentando un poco de agua en un recipiente y forzar el vapor a pasar por el café a través de una pipeta y llevarlo a un recipiente situado en la parte superior. Consta de dos cuerpos que se enroscan por la parte central. La parte inferior es el depósito de agua (que tiene una válvula de seguridad por un lado) donde se pone un filtro con el café, en forma de embudo. La parte superior es el depósito que recibirá el café preparado.
El agua, al hervir, libera vapor (que aumenta la presión dentro del depósito) y hace que el agua suba por el tubo del filtro a través del café molido extrayendo su esencia y sabor. Al llegar a la parte superior, sale por una pequeña torre perforada en la punta para evitar que regrese el café preparado y ahí se mantiene hasta que todo el café ha salido. Normalmente se fabrican de aluminio o acero inoxidable. Se usa un café más bien fino regular.
Es una manera cómoda, rápida y fácil de preparar café Espress. Funciona sobre los quemadores de la cocina o fuego moderado. Es interesante saber que al ser una cafetera Express (aunque de baja presión) y alcanzar temperaturas superiores a 100º C en el interior, se extrae una mayor cantidad de aceite del café, y el resultado es un café con mas sabor y cuerpo que el de las cafeteras por goteo, aunque no con más cafeína. Muchas son las marcas que han sacado sus imitaciones o versiones, pero la original siempre será la de Bialetti, con su «Omino coi Baffi» (hombrecillo con bigote) serigrafiado en uno de los laterales.
En 1940 un alemán llamado Peter Schlunbohm que había emigrado un año antes a Estados Unidos, ensayó con un nuevo material, el Pyrex (compuesto del vidrio muy resistente al calor), e hizo un recipiente al que se limitó a añadir una parte superior cónica invertida que contenía el papel de filtro, y una medida de granos de café finamente molidos. La Corning Grass, empresa distribuidora del Pyrex, accedió a producir el aparato, que se comercializó con el nombre de Cafetera Chemex. Aunque el doctor Schlumbohm presentó unas doscientas patentes para dispositivos tecnológicos durante su vida, ninguna conseguiría el éxito del más simple de sus inventos: la cafetera Chemex.
…y otro gran paso se dio casi tres décadas más tarde con la cafetera de vacío.
En 1958, un italiano llamado Faliero Bondani patentó otro diseño de la prensa francesa que llegó a ser muy popular en Francia en los años 60 y, prácticamente, todos los hogares tenían una.
A raíz de su éxito en Francia, una empresa inglesa llamada Household Articles Ltd. importó la idea al Reino Unido y la comercializó con el nombre de «La Cafetière». Esta cafetera es de forma cilíndrica y generalmente esta fabricada en cristal y acero inoxidable. Además del cilindro exterior, cuenta con un disco perforado con finos agujeros unido a un eje vertical.
Este disco sirve para separar el café molido del liquido cuando el café esta listo, empujando el embolo que forman el eje y el disco perforado hacia abajo. En algunos modelos, en vez de tener las perforaciones directamente realizadas sobre el disco, tiene una malla de material sintético que hace las funciones de filtro.
En 1961, la empresa Faema presenta la cafetera express con bomba.
En la actualidad se han implantado en nuestra sociedad las cafeteras monodosis, que sin duda son una forma muy cómoda de conseguir café a gran velocidad.
La evolución de las maquinas de café continúa en la actualidad con, por ejemplo, las cafeteras Express portátiles y las cafeteras monodosis o impulsadas por aire comprimido, entre otras.
Cada vez son más los amantes del café que compran una cafetera y disfrutan en su casa de un café como el del bar debido al éxito de las cafeteras Expreso (últimamente más presentes en nuestros hogares). Una variante de las cafeteras Expreso que hace furor recientemente por lo cómodo y rápido de su uso, son las cafeteras Expreso monodosis (las cafeteras de cápsulas, en concreto). Se han convertido en objeto de deseo para muchos. Se han impuesto en el mercado por su comodidad, calidad y diseño. Son electrodomésticos que usan cápsulas de café de muchísimas variedades, válidas para un solo uso.
Son eléctricas y, a diferencia de las cafeteras tradicionales de goteo o de las italianas, hacen pasar agua caliente regularmente a 90°, a alta presión, similar a la de los bares y cafeterías, durante entre 20 y 30 segundos por café molido muy fino, extrayendo su sabor y esencia. La preparación básica de esta cafetera es el café Expreso.
La posibilidad de preparar en pocos segundos un café muy similar al Expreso de cafetería atrae a los compradores que optan por una cafetera de cápsulas frente a los sistemas más tradicionales como el de las cafeteras Express, las de metal (italianas) de toda la vida o las de goteo, con sus incómodos filtros.
Pasando revista a sus pros y contras, la balanza se inclina a favor de estos aparatos.
Una cafetera de cápsulas tiene sus ventajas y es una buena opción por muchos motivos:
- La principal ventaja de las cafeteras expreso monodosis es la sencillez de funcionamiento y su comodidad y rapidez de preparación: sólo hay que enchufar a la corriente, comprobar que el depósito de agua tenga nivel suficiente, introducir la cápsula de café monodosis en la máquina, pulsar el interruptor de inicio y el café monodosis se prepara automáticamente en escasos segundos (entre 30 y 60 segundos dependiendo del modelo y sistema) a alta temperatura. El resultado es un café de muy buena calidad que siempre saldrá igual, porque el proceso de elaboración es mecánico, con unas pautas marcadas por el fabricante de la cafetera, y las cápsulas conservan en las mejores condiciones las propiedades del café porque están herméticamente selladas para garantizar la frescura del café y un molido correcto.
- Son muy limpias, pues el café no rebosa ni se sale y sólo hay que deshacerse de la cápsula usada. No hay que limpiar la cafetera, ni caen los inevitables posos de café al sacudir el depósito de la cafetera en el cubo de basura, y evitamos los engorrosos filtros de la cafetera de goteo. En muchas máquinas, una vez elaborado el café, no hay ni que tocar la cápsula porque cae directamente a un depósito que se vacía de manera muy sencilla.
- Algunas cafeteras permiten también preparar otras bebidas calientes (chocolate, té…)
Por el contrario, el uso de las cafeteras Express monodosis tiene también sus desventajas:
El sistema es más caro. El principal inconveniente de las cafeteras expreso monodosis es su precio frente a cafeteras tradicionales como la italiana o las de goteo. Hay que pagar un poco más por el precio del café.
La elección de la máquina condiciona el tipo de cápsulas. A diferencia de la cafetera tradicional (en la que usas el café que te apetece), comprar una cafetera de cápsulas supone casi como firmar un «contrato de exclusividad» con las cápsulas de la marca comprada (pues no suelen ser compatibles). Este problema parece que ya está solucionado al existir ya cápsulas universales (genéricas) con las que puedes cambiar la marca del café, pero habitualmente se compran las cápsulas originales de cada marca.
Impacto ambiental, pues las cápsulas generan residuos.
Hay muchas marcas y modelos para elegir: la cantidad de marcas y sabores a elegir es realmente impresionante. Lo más importante para elegir una cafetera de cápsulas es saber el café que se va a obtener. Cada marca ofrece diseños, colores y modelos muy variados, que hacen que elegir y tomar una decisión sea muy difícil.
Creo que lo mejor será optar por el sabor del café y el diseño que más nos convenza. Cada sistema de cápsulas tiene la presión necesaria para hacer el café de la forma adecuada, por lo que ese detalle no debe preocuparnos. No obstante, las Nespresso tienen 19 bares de potencia, lo que las hace muy diferentes al resto de las marcas.
Por lo tanto, la elección de la cafetera depende sobre todo de las cápsulas que alimentarán la máquina. Debes elegir la marca de la que más te guste el café, que más fácil sea comprar las cápsulas y que tenga la mejor relación calidad-precio.
Si tienes claro que quieres comprar una cafetera de cápsulas, es el momento de escoger el sistema de tu máquina. ¿Te gusta el buen café? Pues si es así te recomiendo el nuevo modelo de Nespresso, el Essenza Automatic Earth XN2140 Krups. Es una cafetera de cápsulas monodosis, automática y programable, con modo ahorro de energía. Tiene un contenedor de 14 cápsulas usadas.
Como todas las Nespresso, tiene una presión de 19 bares y hace un café muy bueno y cremoso. Tiene una función que evita derrames y el depósito de agua es de casi un litro de capacidad. Es bastante silenciosa, pequeñita, calienta el agua en pocos segundos y se puede programar la cantidad de café. Además la cafetera «aprende» y, si te gusta más largo, la próxima tirada sale más cantidad que la que viene programada de fábrica.
Es muy fácil y cómoda de limpiar y funciona también con cápsulas genéricas. Hay algunos aspectos que se podrían mejorar, pero para el precio que tiene es una muy buena compra.
En Amazon podrás consultar todos los modelos y características. Te recomiendo Amazon porque es sinónimo de calidad, precio y buen servicio.
Fuentes:
www.ocu.org, www.ecured.cu, www.aromadecafe.es y www.cafessolycrema.com
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