Cuando nos quedamos sin batería después de pasar todo el día fuera de casa, nos asalta una sensación de ansiedad y nos hace desear el momento de volver a cargar la batería del teléfono móvil. Esta sensación es un caso claro de nomofobia. Si nos invade la desesperación al darnos cuenta camino del trabajo de que hemos olvidado el móvil en casa, hablamos también de esta nueva enfermedad, hasta ahora desconocida.
La nomofobia es el miedo irracional a estar sin teléfono móvil y se refiere a la ansiedad que sienten algunas personas cuando no tienen acceso a su móvil. El término proviene del anglicismo «nomophobia» («no-mobile-phone-phobia») que significa «fobia a estar sin el teléfono móvil».
No es realmente una fobia, sino una dependencia o adicción al móvil que lleva a la persona a sentir ansiedad ante la posibilidad de quedarse sin batería, perder la cobertura, haberlo olvidado en casa o perder el teléfono. La dependencia al dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando este no puede disponer de él. Los síntomas de este trastorno son:
- Sensación de ansiedad
- Taquicardias
- Pensamientos obsesivos
- Dolor de cabeza
- Dolor de estómago
A pesar de contar con las vías ordinarias de comunicación, el nomofóbico enloquece ante la imposibilidad de contactar con cualquier persona en cualquier momento allí donde se encuentre.
No son sólo los usuarios de smartphones, aunque los antiguos teléfonos móviles no generan tanta adicción al no ofrecer posibilidad de navegación. Al principio, la gente usaba el móvil sobre todo como símbolo de estatus, pero con el tiempo se ha convertido en una necesidad debido a la cantidad de usos a los que se destina.
Ya no es sólo un aparato destinado a comunicarte con los amigos, familiares o clientes, sino que ahora es un medio de entretenimiento y evasión y una herramienta para realizar multitud de tareas, desde encontrar una calle hasta realizar un cálculo matemático o incluso utilizarlo como linterna. Los usos de los teléfonos móviles parecen incontables y cada vez más numerosos, conforme se han ido convirtiendo en verdaderos ordenadores en miniatura.
Evidentemente, no es lo mismo uso elevado que abuso del móvil. Muchos de los estudios realizados hasta ahora no parecen tener muy en cuenta esta diferencia, de manera que el porcentaje de personas que acaba con nomofobia es especialmente elevado.
La nomofobia se identificó por primera vez en 2008, con un estudio de Katharine Barney (Phone-reliant Britons in the grip of nomo-phobia) que reveló que el 53% de las personas tenían miedo a quedarse sin móvil, siendo los hombres más nomofóbicos que las mujeres. En el año 2012, SecurEnvoy realizó una encuesta entre 1000 personas del Reino Unido, encontrando no sólo que el porcentaje había aumentado, sino que lo había hecho especialmente entre las mujeres, que ya superaban a los hombres en cuanto al porcentaje de nomofobia. Estos son algunos datos de este estudio:
- El 66% dijo padecer este miedo a estar sin su móvil. Por sexos, el 70% de las mujeres y el 61% de los hombres se consideran nomofóbicos.
- El 41% tiene dos teléfonos o más para poder estar siempre conectado (por sexos, el 47% de los hombres y el 36% de las mujeres). Según Andy Kemshall, cofundador de SecurEnvoy, esto podría explicar por qué los hombres tienen menos miedo a quedarse sin móvil. Al tener más de uno, es más difícil que suceda.
- Según la edad, los jóvenes son los más nomofóbicos: el 77% de las personas entre 18 y 24 años, seguidas de personas entre 25 y 34 años, entre los que hay un 68% de nomofóbicos. El tercer grupo lo forman las personas mayores de 55 años.
Otras investigaciones aportan también datos interesantes sobre el uso del teléfono móvil: por término medio, las personas miran su móvil 34 veces al día y el 75% lo usa en el baño (mucha gente dice que es el equivalente moderno del periódico).
Las personas con nomofobia:
- Son incapaces de desconectar su teléfono.
- Comprueban de manera obsesiva si hay algún mensaje, email o llamada perdida.
- Comprueban constantemente el estado de la batería.
- Van a todas partes con el móvil, incluso al baño.
- Duermen con o junto al teléfono.
- Responden al teléfono incluso durante momentos de intimidad con su pareja.
Intel realizó un estudio donde se muestra que el 40% de los usuarios permanece todo el día, siete días a la semana con su teléfono móvil, mientras que 8 de cada 10 duermen con su dispositivo al lado. Esto quiere decir que las personas tienen una gran dependencia por su teléfono móvil, tanta que no lo puede dejar apagado ni un solo minuto. Según el estudio, el 20% de los usuarios prefiere perder la cartera que el teléfono, mientras que el 43% cree que su teléfono refleja su personalidad, lo que representa a la mitad de las personas que usan un smartphone.
Lo más sorprendente es que el 50% de los adolescentes de todo el mundo envía un promedio de casi 3’5 millones de mensajes por mes. Una cifra muy grande que lo convierte en un medio de comunicación necesario.
La tendencia es que el teléfono móvil se convierta en un dispositivo cada vez más presente en la vida diaria de las personas. Debido a las horas que pasamos fuera de casa, la mayoría de las personas tienen un estilo de vida cada vez más móvil y esto hace que necesitemos una mayor distracción, y un smartphone es la mejor solución. Por desgracia todo lo bueno, en exceso, es malo y la telefonía móvil no se queda atrás.
Para algunas personas los teléfonos llegan a ser esenciales en sus vidas, y todo lo que genera una dependencia, no hace bien a nadie.
Intel cree que las personas deben mantener su distancia en el uso de su dispositivo: «Hay que ponerse horarios para controlar el uso del teléfono. Realmente podemos vivir sin él, pero buscamos pretextos para ser dependientes. Es muy probable que ponernos horarios y marcarnos momentos sin teléfono puede funcionar bien«.
Imagínate, por un instante, un día aislado del mundo exterior porque decides apagar tu teléfono móvil. Serían veinticuatro plácidas horas sin llamadas, mil cuatrocientos cuarenta minutos sin mensajes de texto. Pero, agobiado por la incertidumbre, puedes pensar: ¿y si hay una emergencia?
Una emergencia es, por su propia naturaleza, una rareza. No es lo habitual que a diario se presente una incidencia. Son rarezas que requieren de tu atención inmediata las pocas veces que ocurren al año. Tu vida no gira alrededor de las emergencias. El teléfono móvil, en realidad, se usa la mayoría de las veces para perder el tiempo. Entonces, ¿por qué parece un imposible estar un día lejos de un aparato que hace unos pocos años ni siquiera existía?
¿Quieres hacer un test para saber si eres dependiente de tu smartphone? Sólo son 20 preguntas que te indicarán si dependes irracionalmente de tu teléfono móvil. La prueba consiste en valorar las siguientes afirmaciones del 1 al 7 (respondiendo con un 1 cuando estás en total desacuerdo con esa pregunta y 7 si señalas que estás absolutamente a favor).
El Test
- Me siento incómodo si no tengo acceso constante a la red a través de mi teléfono móvil.
- Me molesta querer buscar información en mi dispositivo móvil y no poder hacerlo.
- Me irrita no poder ver las noticias (actualidad, el tiempo etc.) a través de mi smartphone.
- Me molesta no poder usar mi teléfono y sus aplicaciones cuando quiero hacerlo.
- Me asusta la idea de quedarme sin batería en mi smartphone.
- Me da pánico quedarme sin saldo en mi tarifa de datos mensual.
- Si no tengo conexión a la Red (ya sea mediante datos o Wi-Fi) compruebo constantemente si hay alguna señal cerca a la que conectarme o trato de encontrarla.
- Me preocupa quedarme «tirado» en algún lugar cuando no funciona mi teléfono.
- Cuando no compruebo mi smartphone durante un tiempo, siento el deseo de mirar si tengo nuevas notificaciones.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me entra ansiedad porque no puedo comunicarme al instante con mis contactos.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me preocupa que mis contactos no puedan localizarme.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me pongo nervioso porque no puedo recibir mensajes.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me pongo nervioso porque no puedo recibir llamadas.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me agobia pensar que alguien ha intentado contactar conmigo y no ha podido.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me pongo nervioso porque mi conexión constante con mis contactos se rompe.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me pongo nervioso porque no puedo mostrar lo que hago en la Red.
- 17- Si no tengo mi smartphone conmigo, me siento incómodo porque no puedo estar al día en las redes sociales.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me siento incómodo porque no puedo ver las notificaciones de mis contactos.
- Si no tengo mi smartphone conmigo, me siento incómodo porque no puedo ver mi e-mail.
- No sé qué hacer si no tengo conmigo mi smartphone.
Resultados
Suma tus puntos y ve tu nivel de nomofobia:
- Si has obtenido entre 20 y 60 puntos, tienes una nomofobia leve.
- Si has obtenido entre 60 y 100 puntos, tienes una «nomofobia» moderada.
- Si has obtenido más de 100 puntos, tienes una «nomofobia» severa.
Paradójicamente, esta obsesión por el móvil también aleja a las personas de quienes están a su lado. Este fenómeno se llama «phubbing» y consiste en ignorar a quienes nos acompañan y prestar más atención al smartphone. En vez de socializar con las personas que estamos en ese momento, lo hacemos con las que están al otro lado del teléfono.
Quedarte sin batería en el teléfono móvil puede crear problemas como una conversación inacabada, no poder revisar las redes sociales o no poder escuchar música. Algunas personas tienen tal dependencia con su móvil que las llevan a extremos impensables. Todos deberíamos saber reaccionar ante una crisis. Hay muchas personas que cuando la batería de su teléfono móvil se termina de repente, se sienten impotentes, y para ellas es una gran catástrofe. La compañía Mophie ha decidido aprovechar este tipo de crisis y llevarla a extremos celestiales:
Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3pYX0wb8WH4
Los smartphones tienen, por lo general, poca autonomía (de uno a dos días en el mejor de los casos). Las baterías externas son una opción económica y pueden ser una solución aceptable al problema de la autonomía en situaciones en las que necesitas que tu smartphone siga encendido tras largos viajes o excursiones, cuando no dispones de un enchufe durante muchas horas, o incluso días, y necesites el teléfono móvil.
No es un invento innovador, pero si práctico y funcional. Estas baterías almacenan energía y luego pueden usarse para cargar cualquier dispositivo que se cargue mediante USB (tablets, eBooks, cámaras de fotos, etc). También hay modelos más potentes con los que puedes cargar ordenadores portátiles.
Suelen ser pequeñas (fácilmente transportables) y relativamente económicas (desde unos pocos euros hasta varias decenas). Dependiendo de varios factores, pueden realizar una fracción de la carga de un dispositivo, una carga entera o incluso varias. Las más habituales tienen una entrada micro USB (para poder cargarla con el mismo cargador que el del smartphone) y un puerto USB que actúa como salida. Al puerto USB es al que se conecta el cable enchufado al teléfono. Esta solución es universal, ya que todos los smartphones se cargan a partir de un cable USB, y por ello es la mejor que nos podemos encontrar.
Micro USB es el estándar de carga más utilizado, pero no el único del mercado. Esto es algo que debemos tener en cuenta pues no todos los smartphones o tablets lo utilizan.
La variedad de modelos existente es muy amplia. Personalmente no recomiendo las baterías de marca desconocida o de baja calidad y es importante que los materiales puedan soportar correctamente el paso de la corriente, pues podemos tener problemas que pueden incluso estropear el teléfono por completo.
Hay marcas muy conocidas (Energizer, Duracell, Sony…), otras menos conocidas (Mophie, Zag, HyperJuice…) y muchas por completo desconocidas (Anker, PowerRocks, Tilt, Innergie, RAVPower…). Internet es de gran ayuda para saber cómo funciona cada una de ellas.
Lo ideal es buscar una batería externa universal. El tema de la capacidad es una cuestión personal. No hace falta elegir la de mayor capacidad, pues normalmente son las más grandes y pesadas. Lo ideal es cubrir uno o dos ciclos de carga. Hay algunas que incluso admiten la carga de varios smartphones al mismo tiempo: En este caso hay que elegir una batería de mayor capacidad.
Existen también muchos tipos de diseño. Suelen ser prismas rectangulares, pero también las hay con forma de cilindro, de cubo e incluso otras rarezas. Incluso encontrarás llaveros o baterías del tamaño de una tarjeta de crédito, pero éstos son más bien decorativos, dada su escasa capacidad.
Uno de los modelos más vendidos es el Anker Astro Tipo E-1. Tiene una capacidad de carga de 5200mAh y es compatible con muchos modelos (incluido el iPhone). Es un modelo de los mejores en relación calidad/precio. Es una batería muy eficiente, cómoda de llevar y con un precio al alcance de todos.
Y si lo que buscas es una batería externa de marca conocida, consolidada, y no te importa gastar un poco más, te recomiendo la Mophie 2031-JPU-MINI-PWRSTION. Es un modelo de grandes prestaciones y compatible con prácticamente todos los smartphones, tablets, etc.
Fuentes:
xatakamovil.com, muyinteresante.es, t13.cl y abc.es
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