Es una experiencia muy particular que, si se produce, debe ser aceptada como absolutamente normal y verse como una oportunidad más de expresarse sexualmente. La eyaculación de la mujer no tiene otro propósito…
Hay dos tipos de eyaculación femenina. La más común es justo la que pasa más desapercibida. En el momento del orgasmo la mayoría de mujeres segregan una especie de líquido traslúcido blanquecino que a menudo suele quedarse en el interior del canal vaginal y confundirse con la lubricación propia de la excitación genital.
No suele ser muy abundante, y sólo cuando la mujer está arriba o si tiene eyaculaciones más cuantiosas es cuando se aprecia mejor la descarga del fluido, saliendo generalmente a borbotones durante las contracciones del orgasmo. La sensación es placentera, de desahogo, excitante… pero no es el clímax, no es un orgasmo.
Sin embargo, hay veces en las que pueden producirse ambas cosas: eyaculación y orgasmo. O una puede desencadenar en la otra. Con una musculatura vaginal bien tonificada es más fácil conseguirla y poder provocarla a conveniencia. De todas formas, no es lo más habitual.
En la mayoría de ocasiones simplemente ocurre por una mezcla de factores. Lo que sí es cierto es que cuando ya ha pasado varias veces es más fácil que vuelva a suceder.
Este líquido se segrega en las glándulas de Skene (próstata femenina) y contiene componentes parecidos al semen masculino como el antígeno prostático (PSA). La realidad es que entre un 35 a un 40 por ciento de las mujeres eyacula al tener su orgasmo.
Diferente es el «squirting» (expulsión a chorro de masivas cantidades de líquido transparente) que se ha puesto de moda por influencia del cine porno. Las actrices niegan que sea orina, pero cuando se les pregunta en qué receptáculo de la zona pélvica almacenan tanta cantidad de líquido, se encogen de hombros. No hay vuelta de hoja. Sale de la vejiga y cuando se analiza su composición se observa que tiene urea y propiedades similares a la orina.
Esta eyaculación a chorro tipo squirting es mucho menos frecuente. La mayoría de mujeres no la han tenido nunca. Sólo unas pocas veces, generalmente de manera inesperada y embarazosa y a un mínimo porcentaje (más alto entre las actrices porno ya que se pueden entrenar) les ocurre de manera frecuente, y dicen que tras una estimulación vigorosa del punto G.
Los primeros experimentos para analizar la eyaculación femenina los realizó el sexólogo Gary Schubach a finales de los años noventa. Schubach reclutó varias mujeres que decían expulsar gran cantidad de líquido durante el orgasmo, les introdujo un fino catéter por la uretra hasta la vejiga, y les pidió que se masturbaran. Si el líquido era orina saldría por dentro del catéter y si no lo era, por fuera. Schubach comprobó que en los casos de copiosas cantidades efectivamente el líquido salía por dentro del catéter, pero también observó que por fuera aparecía un fluido de una textura diferente.
Analizando este último vio que era más turbio y recordaba al semen masculino, y que parecía salir de unas glándulas al lado de la uretra llamadas glándulas parauretrales o de Skene, que en origen embrionario son homólogas a la próstata masculina y por eso se tildan de próstata femenina. Se empezó a intuir que podía haber dos tipos diferentes de eyaculación femenina.
En una investigación publicada por el Journal of Sexual Medicine, Emmanuele Jannini y A. Rubio analizaron en gran detalle las expulsiones de una mujer de 43 años que podía producir ambos tipos de líquidos. Comparando con su propia orina recogida por la mañana, observaron que el líquido abundante y transparente durante la expulsión violenta tipo squirting contenía urea, ácido úrico y creatinina, y que por tanto era orina diluida proveniente de la vejiga y «eyaculada» debido a la relajación muscular durante el orgasmo.
En cambio la sustancia más traslúcida y espesa era totalmente diferente. Efectivamente estaba formada por sustancias muy parecidas a las segregadas por la próstata masculina y era la que en propiedad debiera llamarse eyaculación femenina.
En la conclusión de su artículo científico dicen «… La eyaculación femenina y el squirting son dos fenómenos diferentes. Los órganos y los mecanismos que los producen son diferentes. La eyaculación femenina real es la liberación de un líquido blanquecino, espeso y escaso desde la próstata femenina, mientras que el squirting es la expulsión de un líquido diluido desde la vejiga urinaria».
El artículo no explica a qué se deben las diferencias entre orina y líquido del squirting, que no tiene color amarillento ni huele como orina.
En 2012 Emmanuele Jannini dijo que estaban estudiando la siguiente hipótesis: «durante el acto sexual en ocasiones se pueden producir desajustes en los niveles de una hormona llamada vasopresina, que entre otras funciones es antidiurética y responsable de concentrar orín en los riñones –razón por la que a veces tras un coito largo tenemos mucha sed y ganas de ir al baño–».
Según Jannini, «quizá en función de la intensidad del placer o la duración del acto, si los niveles de vasopresina fluctúan mucho se podría generar una situación temporal y transitoria análoga a la diabetes insípida, en la que aumenta muchísimo la producción de orina en los riñones. Pero en realidad este squirting sí que es orina que sale por la uretra proveniente de la vejiga».
Es cierto que algunas mujeres eyaculan más notoriamente y sienten orgasmos más intensos por estimulación del punto G y es positivo que, si lo desean, exploren sus cuerpos en busca de experiencias diferentes. Es muy importante no tratar de convertir la eyaculación femenina en una meta. Tenerla no indica madurez ni capacidad sexual.
Es una experiencia muy particular que, si se produce, debe ser aceptada como absolutamente normal y verse como una oportunidad más de expresarse sexualmente. La eyaculación de la mujer no tiene otro propósito que no sea provocar placer sexual, a diferencia de la del hombre que es orgásmica y reproductiva.
Pero el squirting que vemos en las películas porno es una exageración que responde a otro fenómeno. Algunas actrices hacen directamente trampa introduciéndose líquido en su vagina; otras beben elevadísimas cantidades de agua antes de las escenas y, aunque suelen negarlo, muchas admiten que podría ser orina diluida.
Adelante si es eso lo que da un morbo especial, pero en principio esas ráfagas no es lo que la pareja debería pretender lograr.
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Foto portada cortesía de www.freerangestock.com
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