Muchos hombres se extrañan de que las mujeres opten por no tener relaciones sexuales, aunque sea esporádicamente. ¿Por qué? ¿Es un tema cultural o educativo? Investigaciones muy recientes han mostrado evidencias sobre algo que todos sabíamos pero que hasta ahora no habíamos podido confirmar: la libido de los hombres y de las mujeres funciona de manera diferente.
Los estudios han demostrado repetidamente la existencia de numerosas diferencias sexuales asociadas al género, y una de ellas se encuentra en la forma en la que ambos sexos llegan a la excitación sexual.
Sandra Leiblum, miembro de la facultad de psiquiatría Robert Wood Johnson (de New Jersey), demostró que las mujeres pueden sentirse atraídas físicamente por alguien (sin activar necesariamente el deseo sexual). Pero en los hombres no sucede lo mismo, ya que cuando sienten atracción física, generalmente llevan acompañada una gran carga de impulsos sexuales.
¿Por qué el hombre, por lo general, siempre está dispuesto al sexo?
Muchas investigaciones apuntan que esto se debe a que poseen 20 veces más cantidad de testosterona que las mujeres. Esta hormona es la responsable de la activación del deseo sexual, y es un hecho es que la libido masculina se activa con mucha facilidad. A pesar de todo, algunos psiquiatras (como John Bancroft) matizan su influencia y establecen que existe una cantidad máxima a partir de la cual ya no se produce más deseo.
Sí que hay acuerdo en un punto: su libido puede con todo. Muchos estudios consideran determinante el hecho de que el cerebro masculino desconecte con máxima eficacia la comunicación entre las áreas sexuales y las emocionales, lo que hace que cuando su deseo se activa sea capaz de aislarse de cualquier interferencia emocional ajena al acto sexual (lo dice la ciencia).
Por eso, aunque un hombre atraviese un periodo de estrés, es poco probable que su libido deje de funcionar y, una vez activado su deseo, podría aislarse del mundo y mantener relaciones con extraordinaria facilidad.
En la mujer todo es mucho más complejo. Gerst Holstege, catedrático de neuroanatomía de la Universidad de Groningen, ha demostrado que el deseo sexual femenino requiere una inhibición casi completa de su cerebro emocional (algo bastante complejo ya que sus áreas emocionales se encuentran muy interconectadas con el resto de áreas cerebrales).
Es por eso que las emociones interfieren tanto en la vida de la mujer. Este autor ha presentado evidencias de que cualquier preocupación puede impedir su deseo sexual. Además, ha demostrado la incompatibilidad entre el estrés y el orgasmo femenino.
En otras palabras: la libido de las mujeres depende por completo de su mente, y sólo si no hay interferencias emocionales podrá ser activada, ya que poseen estructuras neurológicas y una bioquímica que las hace altamente reactivas a nivel emocional. Y además existen factores psicológicos, educativos y culturales que también pueden afectar al sexo.
Este vídeo publicado por Blue Seat Studios expone, de forma muy sencilla, breve y clara, un contenido del que la mayoría de las veces no nos damos cuenta, nos desconcierta: los cambios de opinión.
Habitualmente, no entendemos por qué (a veces), nos dicen a algo que si y al momento que no… Nos piden algo y al momento no les apetece… No entendemos los cambios de opinión, de apetencia. En este caso concreto se habla del tema del sexo, pero podemos aplicarlo a cualquier cuestión cotidiana.
Con el ejemplo de una taza de té, este vídeo explica que cuando estás con alguien y le ofreces algo, si te dice «sí» es porque en ese momento le apetece. Lo que nos «descuadra» es que luego nos diga que ya no lo quiere: está «mal visto» decir NO. La gran mayoría de las veces hacemos cosas que no queremos por no «disgustar» a nuestra compañía.
A todos nos ha pasado, por ejemplo, el quedar con alguien para salir, comer, ir al cine, etc, y (llegado el momento) no nos apetece. En la mayoría de los casos accedemos y seguimos con los planes por el típico «me sabe mal», por no «agraviar» a la otra persona, cuando lo lógico sería decir «mira, ahora no me apetece» y dejarlo para otro momento. En muchas ocasiones a la otra persona tampoco le apetece y actúa por el mismo «mecanismo de costumbre».
Puede que esa persona después se tome sola el té, sin necesidad de ti…
Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=oQbei5JGiT8
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