En 1993 se descubrió en Efeso (parte occidental de la actual Turquía) una parcela de unos 6.000 m2, en el camino que llevaba desde el centro de la ciudad hasta el Templo de Ártemis, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. En dicha parcela hallaron un cementerio de unos 70 esqueletos, 22 de los cuales eran de gladiadores.
Un grupo de arqueólogos austriacos y suizos, entre los que se encuentra Karl Grossschmidt (paleopatólogo de la Universidad Médica de Viena) ha estudiado y analizado muestras de los huesos encontrados y ha deducido y echado por tierra la idea que teníamos de la dieta de los antiguos gladiadores. Según una reciente publicación de Plos One, los gladiadores tenían una dieta básicamente vegetariana con alto contenido en hidratos de carbono y un suplemento ocasional de calcio.
Se alimentaban de cereales (cebada preferentemente), legumbres (judías sobre todo) y vegetales. La proteína animal (carne y pescado) raramente la consumían. En notas de escritores contemporáneos encontradas sobre la vida de los gladiadores, en muchas ocasiones se refieren a ellos con el término «Hordearii», cuya traducción literal sería algo así como «los hombres de cebada».
Al parecer, el consumir únicamente una gran cantidad de hidratos de carbono fue diseñado para su supervivencia en la arena: «los gladiadores necesitaban grasa subcutánea» explica Grossschmidt»… «un colchón de grasa que protegiera de heridas sus tendones y venas en la lucha«.
Según Grossschmidt «las heridas superficiales eran más espectaculares; además al ser heridos sólo en la capa lipídica podrían seguir luchando para regocijo de los espectadores. Un gladiador gordo no sólo moriría en el combate sino que además sería malo para la diversión del público«. Pero este tipo de dieta dejaba a los combatientes con un grave déficit de calcio.
Para mantener sus huesos fuertes, las fuentes históricas dicen que los gladiadores elaboraban brebajes a base de madera carbonizada y de ceniza de hueso (ricos en calcio) y los bebían a modo de tónico. «Dichos brebajes les ayudaban a recuperarse mejor de sus heridas óseas y fortalecer el cuerpo tras el duro ejercicio físico«, afirma Fabian Kanz, otro investigador del estudio.
Cualquiera que fuera la fórmula exacta, la cosa funcionó. Grossschmidt dice que «los niveles de calcio en los huesos de estos gladiadores eran desorbitados en comparación con el resto de la población. Muchos atletas hoy en día tienen que tomar suplementos de calcio. Ellos ya lo sabían entonces«.
Fuente:
Más información:
https://latunicadeneso.wordpress.com/2008/11/04/la-dieta-de-los-gladiadores/
Foto principal:
Ken y Nyetta – Murmillo luchando con un Tracio en Anfiteatro de Arles
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