
El óleo proviene del latín «oleum» (aceite). Se puede definir como el arte de aplicar colores disueltos en aceites secantes sobre una superficie para crear un cuadro. Es una técnica pictórica que consiste en una mezcla de resinas y aceites (normalmente de origen vegetal) con pigmentos. Los aceites le dan fluidez, y con los pigmentos se puede hacer la pintura más espesa y dura.
Se puede trabajar despacio porque se seca lentamente, lo que permite hacer degradados, fundidos y sombreados tranquilamente mientras observamos la realidad. Sobretodo, su éxito radica en que una vez seca, la pintura continúa teniendo un color vivo y potente, gracias a sus bases aceitosas.
La técnica de la pintura al óleo ha sido la más extendida entre los artistas desde la alta Edad Media (en el siglo XIII) y se aplica normalmente en combinación con la pintura al temple o al fresco. Esto se debía a la lentitud del secado, que se aceleraba un poco al combinarlo con otros materiales como el temple o la témpera. Habitualmente servía para retocar los detalles de los grandes paneles realizados rápidamente sobre el yeso fresco.
La gran innovación llegó con la época de los primitivos flamencos, que desarrollaron la alquimia, lo que dio lugar a las modernas ciencias químicas y revolucionó esta técnica. El avance consistió en combinar los óleos, no sólo con los pigmentos minerales que ofrecen el colorido, sino con productos secantes que aceleran el acabado. El más extendido fue la linaza, aunque cada maestro y cada taller de pintura tenían su fórmula secreta y la transmitían oralmente de generación en generación.
El óleo permite, por una parte, realizar una composición de manera más lenta que el fresco (que ha de finalizarse diariamente). También permite trabajar sobre un conjunto inacabado, en lugar de por áreas concluidas en una sesión. Posibilita los retoques, con lo que se podía variar composición, número de figuras, colores, etc.
El detalle y la precisión aumentan con estos materiales. Y la profundidad de la escena aumenta por un efecto óptico, pues el color permanece opaco bajo capas y capas de barnices traslúcidos que aumentan la resistencia del cuadro al paso del tiempo.
La pintura al óleo ofrece múltiples ventajas a los pintores, entre ellas las de poder realizar las obras lentamente, la admisión de múltiples retoques, la variedad de matices, la idoneidad o adecuación a diferentes soportes, el carácter opaco de la terminación y la multiplicidad de densidades posibles de los tintes.
Historia de la pintura al óleo
El uso del óleo es muy antiguo. Se masificó a partir del siglo XIV. Según datos revelados recientemente, un grupo de científicos descubrió la utilización del óleo en los murales de algunas de las cuevas de Bamiyan (Afganistán). Estos murales fueron pintados con esta técnica a mediados del siglo VII, cientos de años antes de que fuera utilizada en Europa.
Se sabe que el uso del óleo era común entre los artistas medievales, que lo combinaban y usaban junto a otras técnicas como el temple y el fresco. Por tanto en la historia de la pintura al óleo debe desecharse el referente de que fue Jan Van Eyck su inventor, ya que la utilización de esta técnica era conocida desde la antigüedad y aparece referenciada en fuentes literarias medievales como los tratados del monje Teófilo de Cennini.
En realidad, lo que hicieron los pintores flamencos del siglo XV fue aplicar sistemáticamente esta técnica, contribuyendo a su consolidación y difusión por Europa, proceso que se realizó entre los siglo XV y siglo XVI.
Jan Van Eyck utilizó el óleo con gran precisión y algunos artistas venecianos como Tiziano, por ejemplo ampliaron las posibilidades técnicas sobre la base de textura en la pintura con base de aceite.
Evolución histórica de la pintura al óleo
La pintura al óleo como tantas otras técnicas de pintura ha sido utilizada de muchas y muy distintas maneras a lo largo de la historia. El óleo nació como un temple con exceso de aceite, y fue durante muchos siglos conocido como temple. Con el paso de los siglos la técnica fue evolucionando y con dicha técnica los materiales utilizados sufrieron modificaciones. Uno de estos cambios fue agregar al temple cada vez mayor cantidad de aceite hasta que se abandonó el temple y se utilizó puro aceite.
La escuela flamenca del siglo XV (desde Van Eyck) se caracterizó por aplicar de forma sistemática pastas coloreadas que tenían como base el aceite y la resina. Los colores se disolvían en aceite de linaza o de nueces. En caliente se le añadían resinas duras (ámbar o copal) y por medio de los aglutinantes (en cantidades y calidades diversas) se podía regular la velocidad de secado de la pintura, permitiendo un trabajo lento o rápido, a conveniencia.
Las distintas dosis de disolvente, por un lado, permitían el uso de tintas fluidas y transparentes aplicadas por medio de veladuras para obtener las luces (mediante la transparencia del yeso del fondo), sombrear delicadamente, o matizar el color del fondo. Por otro lado, con escasas dosis de disolvente, se podían conseguir pastas densas que servían de fondo o acentuaban resaltes.
Los venecianos, por su parte, usaron durante los siglos XV y XVI resinas más suaves en lugar de las duras (empleadas por los flamencos) y aceites más depurados. Así evitaron la necesidad de la tabla (que como soporte de la pintura resultaba más pesado y rígido que la tela) y se producía una mejora de las condiciones técnicas artesanas: La facilidad con la que el pintor podía disponer de los materiales para pintar, favoreció no sólo la difusión y traslado de la pintura, sino la promoción social del artista.
Rechazados los procedimientos artesanales, adquiría una mayor importancia el magisterio personal de la mente (idea) y de la mano (toque). La obra dejaba de ser preciosa por si misma (por su consistencia material) y se apreciaba sólo por su autor. Por otro lado, el nuevo soporte (la tela), por su ligereza de peso y comodidad de embalaje, hizo posible más encargos artísticos y generó un mayor consumo de obras.
Pero la innovación veneciana no se detuvo en la sustitución del soporte y perfeccionamiento de la técnica al óleo (con el abandono de la técnica mixta de temple para la capa inferior y de óleo para la superior de la escuela flamenca), sino que cambió también el sistema de aplicación del color.
La pintura flamenca había buscado la transparencia y la luminosidad mediante el sistema de finas veladuras. Los venecianos, en cambio, introdujeron una ejecución más directa, de mayor rapidez. Frente a las superficies pulidas y permeables a la luz de la pintura flamenca, comenzaron a interesarse por aplicación de colores rugosos y pastosos y pinceladas fuertes y densas, dándole un toque personal. Más que la transparencia se buscó la reflexión del color.
Durante el siglo XVI, de la mano de Tiziano, la pintura al óleo sufrió una transformación radical. Tiziano decidió engrosar el aceite que se usaba para pintar más de lo que nadie lo había hecho hasta el momento, y empleó para preparar sus pinturas aceites más espesos. A partir de este momento apareció una nueva forma de pintar hoy conocida como técnica de impasto (utilizar la pintura de manera que produzca efectos de relieve).
Esta forma de pintar ya existía desde hacía tiempo, pero nadie la había usado tanto como Tiziano. Con Tiziano se renovó el estilo pictórico. Las pinceladas aparecen nítidas y la luz coincide incluso con el relieve del toque. Esta técnica fue la que se utilizó en el periodo barroco.
Otro significativo avance fue la posibilidad de la novedosa técnica para lograr suaves transiciones entre valores y en el difuminado de las superficies, aérea desarrollada por Leonardo da Vinci en La Gioconda.
El flamenco Pedro Pablo Rubens (pintor del barroco) partió en muchos de sus trabajos del uso de una base oscura o neutra. Estos pintores se caracterizaban por hacer pinturas al directo (con capas de gran vitalidad y mínimas correcciones). Rembrandt creó el método pictórico de la «grisaille», que se convirtió en el método académico en el siglo XVIII.
El romanticismo dio al óleo más libertad técnica en la expresión, porque en este movimiento los bordes de las figuras quedaban un poco disueltas.
En el impresionismo, los pintores usaron esta técnica mucho más directa, llegando incluso a pintar al directo del tubo de óleo.
En movimientos posteriores hubo un mayor intento mayor por primar la expresión en lugar de la corrección técnica (el expresionismo y el neoexpresionismo). Muchas de las producciones artísticas y pictóricas del arte universal se han efectuado con esta versátil técnica.
El soporte y su imprimación
El óleo puede ser utilizado sobre diversos soportes, lo que apenas varía su aspecto, pero sí la preparación de dicho soporte. Los materiales más usados como base para el óleo pueden ser la tabla de madera (tabla de álamo blanco, especialmente desarrollada durante la pintura flamenca), el fresco (donde se aplica una vez seco el yeso para retocar los grandes fragmentos pintados a toda velocidad) y el lienzo (el sistema más extendido a partir del Barroco y prácticamente invariable hasta nuestros días).
También admite soportes de muy variada naturaleza: metal, piedra, marfil… Pero la tela (como soporte móvil menos pesado) ha permitido el desarrollo y perfeccionamiento de la pintura al óleo. El uso del lienzo se generalizó de tal modo, que ha llegado a sustituirse la palabra «cuadro» por «lienzo». Sólo el empleo ocasional de otros materiales como las láminas metálicas, o el empleo de nuevos materiales a partir del siglo XX, escapan a esta identificación de la pintura de la edad moderna con el óleo sobre lienzo.
Las telas preferidas para la pintura al óleo han sido las de lino y de cáñamo. El algodón es muy poroso y de una gran sensibilidad higrométrica (muy sensible a los cambios de humedad de la atmósfera), y la seda tiende a quebrarse bajo la acción de los aceites. También es muy importante el tipo de tejido de la tela (los venecianos utilizaban los tejidos en espina-pez y los muy granulosos).
- Óleo sobre un muro. Para pintar con esta técnica, primero hay que preparar la superficie para recibir la pintura (imprimación). Esta técnica fue descrita por Giorgio Vasari (1511-1574), arquitecto, pintor y teórico del arte italiano, en su obra «Le Vite». Primero se satura la superficie del enlucido con varias capas de aceite cocido, hasta que la pared no absorbe más. Cuando la superficie está seca se aplica una capa de blanco de plomo, de aceite, de amarillo de plomo y de arcilla refractaria. Se dan las últimas capas con polvo de mármol muy fino y cal, y una aplicación de aceite de linaza. Para terminar, se extiende una mano de pez griega.
- Óleo sobre tabla. Esta técnica la usaron preferentemente los artistas de la pintura flamenca, pero también muchos pintores italianos de la primera época. Para pintar con éxito con esta técnica, primero se debe preparar la tabla con una capa de carbonato de cal terroso (creta) blanco y cola animal (gesso) para que la madera quede compacta y totalmente lisa. Es muy importante usar una tabla en óptimas condiciones y preferentemente nueva.
-
Óleo sobre lienzo. Para pintar sobre lienzo, hay que ponerlo sobre un bastidor de madera sobre el que se pueda tensar a conveniencia del pintor. Para esto, el bastidor está dotado de «llaves» (láminas triangulares que penetran en unas muescas talladas interiormente en los ángulos del bastidor). Según se hundan más o menos estas piececillas en sus ranuras el lienzo quedara más o menos tensado. A continuación, hay que preparar el lienzo para que reciba la pintura (imprimación).
Este proceso es muy importante, ya que de una buena imprimación depende no sólo la luminosidad del cuadro sino, en gran parte, la propia duración del mismo y, en definitiva, la vida de la obra de arte. Aunque el sistema de imprimación del lienzo utilizado por la escuela veneciana ha llegado hasta la actualidad, se aconsejan procedimientos algo más complejos, para obtener los efectos deseados.
Para proteger el lienzo y eliminar la posible porosidad del mismo, siempre se empieza por extender una primera mano de cola (a base de gelatina, de pieles o de caseína) que se corrige o rebaja con amoniaco y glicerina para evitar la putrefacción de la tela y la rigidez. Luego se procede a la imprimación propiamente dicha, que consiste en aplicar una mezcla de cola dulce, óxido de cinc y carbonato calcico. Se pueden dar varias capas (con el pincel o con la espátula) dejando secar siempre la anterior y rascándola antes de la aplicación de la siguiente. La imprimación no debe recubrir el lienzo a modo de placa, ya que no resultaría elástico y se cuartearía. Debe constituir un fondo muy fino.
Cuando se quiere obtener un fondo no absorbente, hay que emplear aislantes a base de barniz para eliminar la absorción. Se puede hacer mediante una mano muy sutil de cerusa (blanco de plomo) diluido en aceite y esencia, y entonces la tela no se puede utilizar hasta su completo secado, que no se consigue hasta pasados varios meses.
Normalmente, el fondo de la imprimación queda en color blanco. Puede afirmarse que una imprimación en blanco sienta bien bajo todos los colores, aunque quizá al artista le convenga otro color de fondo, pero habrá de tener cuidado al elegirlo, calculando los valores y tonos de la pintura que va a realizar. Muchos pintores, como Rubens, han utilizado con maestría la transparencia de la imprimación de color de fondo, que queda reflejada en la propia pintura.
Los aglutinantes del color
En la técnica de la pintura al óleo se emplean como aglutinantes para la disolución de los colores los aceites grasos, además de esencias (que también ayudan a disolverlos, así como a las resinas) y de resinas (que facilitan el secado de los aceites evitando arrugados y contracciones y dando claridad a los colores).
Entre los aceites grasos vegetales destaca el de linaza, que se obtiene de las semillas del lino (la misma planta que proporciona el hilo para los lienzos). Es el aceite más secante. También el aceite de nueces, que se consigue por prensado de nueces maduras, y el de adormidera, prensado de las semillas de adormidera blanca. Estos dos últimos tienen la ventaja de que no amarillean con tanta facilidad.
Las esencias no dejan rastro (porque evaporan por completo) y proporcionan delgadas películas de color. Entre las de origen vegetal destaca la esencia de trementina (obtenida de la destilación del bálsamo de pino), siendo muy apreciada la esencia de trementina de Venecia (obtenida del alerce).
Las resinas pueden ser duras, como el copal y el ámbar, siendo menos indicadas que las blandas, entre las que destacan la almáciga (mastix) y la dammar.
Métodos y técnicas para pintar al óleo
La pintura al óleo tiene grandes posibilidades y ventajas sobre muchos otros tipos de pinturas. El óleo se esparce suavemente sobre la superficie haciendo del pintar un momento realmente relajante ya que no tienes en mente la angustia que genera si la pintura se seca rápidamente. Es como si el tiempo se detuviera mientras tu mano danza rítmicamente con el pincel.
También es maravilloso cuando mezclas los colores para formar otros nuevos, como haciendo magia, enlazándolos y generando transiciones tan suaves que apenas percibes cuando un color pasa a ser otro. Puedes regalarle a tu lienzo capas tan delgadas como las veladuras o tan gruesas como los impastos, hacer una obra meticulosamente elaborada en varias sesiones y con previos estudios, o una obra fugaz pero bien lograda en «Alla Prima».
Hay términos que son poco familiares, distintas técnicas para pintar al óleo. Estas técnicas por lo general se complementan y se superponen entre sí, pero para su entendimiento las describiré por separado.
Métodos según el número de sesiones y capas de pintura
-
Pintura indirecta, húmedo sobre seco o pintura por capas. Con esta técnica, se realizan varias capas de pintura durante varias sesiones. Primero se pintan capas delgadas y progresivamente capas más gruesas, aplicando la regla de graso sobre magro. Requiere paciencia y algo de planificación de la obra, pues hay que esperar que las capas sequen para continuar con las siguientes. Es el método más usado por aficionados y profesionales por sus enormes posibilidades, resultados y flexibilidad, pues permite pintar varios cuadros al mismo tiempo.
Por lo general la primera capa constituye un prepintado para dar al lienzo un color de base, bien de forma uniforme en toda la superficie (base tonal), como una base monocroma que marca los valores tonales de la composición (grisalla) o una base que marca los colores base para cada objeto de la composición. Puede ser usado sólo como guía o también como elemento integrante del resultado final dejándolo como fondo visible. Su importancia radica en proporcionar luminiscencia a la obra y en dar una unidad en la pintura con un color dominante.
La mayoría de las grandes obras clásicas se pintaron con este método, debido a sus delicados detalles, definición en las pinceladas y a que aún poseían una paleta con pocos colores que les impedía una ejecución más rápida al tener que hacer diferentes mezclas para llegar a un determinado tono.
- Pintura directa, «Alla Prima» o húmedo sobre húmedo. Se refiere a que el cuadro queda realizado «a la primera», es decir, al primer intento, en una sola sesión de pintura continua, sin esperar a que se seque alguna capa para poder continuar con la siguiente. Se aplican capas de base y las otras se aplican cuando aún las primeras están húmedas. Es una técnica muy compleja y requiere habilidad. Por lo general se realiza para cuadros pequeños y por artistas experimentados. Vincent Van Gogh, Monet y en general los grandes pintores impresionistas utilizaron este método en sus obras y lo popularizaron entre los artistas.
Técnicas ópticas
-
En inglés se le conoce como «glazing», derivado del francés «glacer», y traducido como «veladura». Consiste en aplicar una capa delgada transparente o semitransparente sobre otro generalmente opaco y de un color más claro, pero siempre sobre capas totalmente secas. Esta técnica es para pintores muy pacientes y experimentados, pues los colores deseados se van formando añadiendo estas capas que se superponen, y se debe estudiar y conocer la forma como se llegará al resultado final así como las propiedades de opacidad y transparencia de los pigmentos. La pintura se mezcla con mucho medio para hacerla bien transparente.
Los grandes maestros de la pintura lo practicaron y perfeccionaron, dándoles a sus obras un gran realce del color que de otra manera no se puede obtener. La usaron para obtener hermosas tonalidades de piel e increíble realismo a las telas y otras superficies. Aunque se diga que la aplican los más expertos, los que están en proceso de aprendizaje y descubrimiento de la pintura al óleo la pueden utilizar y experimentar para conocer los más íntimos secretos de esta majestuosa técnica de pintura al óleo.
Una variante de las veladuras consiste en extender un color cuya consistencia sea media o ligera sobre la superficie deseada y retirarla después con un pincel o trapo limpio, seco y áspero. De este modo, la pintura queda en las ranuras o partes más profundas de la superficie sobre la que se pinta, ayudando a corregir algunos colores y dar sensación de alejamiento y oscuridad en la sección frotada.
Al ver un retrato extraordinariamente realista, con pieles tan reales que es difícil diferenciar la imagen de una fotografía, y hermosas telas sedosas, satines, velos o la luz exterior atravesando una cortina, podremos deducir sin equivocarnos que el artista aplicó unas cuantas capas de veladuras para lograr tan magníficos resultados.
- Restregado, pincel seco o scumbling. Se obtiene aplicando el óleo sobre otra capa de pintura seca. Normalmente, se utiliza el color sin diluyente, con un pincel seco untado con poco pigmento, para lo que se frota el pincel cargado sobre un papel o trapo para retirar el excedente y se aplica luego en el lugar deseado de manera ligera y suave. Así quedan pintadas las partes más sobresalientes de la superficie. Se utiliza para efectos como niebla, rayos de sol, objetos envejecidos, pastos, hojas de árboles, objetos rugosos, etc. Por lo general se aplica con un color opaco sobre otro también opaco pero de un tono más oscuro, en forma circular, lineal, punteada, etc.
Técnicas para dar texturas y otros efectos
- Esta técnica proporciona una gran riqueza a la obra pues, además de percibir su color, nos permite deleitarnos con texturas y relieves llevando la pintura a límites cercanos a la escultura. Se realiza aplicando grandes cantidades de pintura espesa (con espátula de pintor o pincel). A menudo se utiliza como base para algunas veladuras. Vincent Van Gogh utilizó en sus obras impastos aplicados con pinceles cargados de pintura. Pintores contemporáneos como Leonid Afremov Bárbara McCann utilizan la técnica del impasto con espátula en, prácticamente, todas sus obras.
- Es la técnica de dar textura con la ayuda de un papel no absorbente u otros materiales. Se aplica una capa espesa de pintura, se frota con el papel (ya sea liso o arrugado) y luego se retira cuidadosamente, dejando en la superficie interesantes efectos. Esta técnica de pintura es muy utilizada en los cuadros más modernos y en los abstractos. También se le llama frotado o frottage a la técnica de aplicar la pintura y luego retirar el exceso con un trapo suave.
- Otras técnicas. Existen otras técnicas para dar texturas a los cuadros. Las enumeradas son las principales, pero existen inmensas posibilidades, como utilizar arena y pasta para modelar entre otros materiales. Las posibilidades son inmensas. Tan sólo es cuestión de atreverse, experimentar y seguir algunas pautas básicas. Todo depende de tu creatividad.
Instrumentos para pintar al óleo
Entre los instrumentos necesarios para la realización o confección de pinturas al óleo están los pinceles (que pueden ser de cerdas blandas o duras y de diferentes tamaños), las espátulas, el caballete y la paleta.
Técnicas para pintar al óleo
Las técnicas fundamentales para pintar al óleo son las de trabajar por capas, las transparencias (también conocidas como veladuras), el empaste, la pintura al directo del tubo, las mezclas matéricas (suele agregarse al óleo materiales diversos como serrín, polvo de vidrio, arena, etc.).
Ventajas de la pintura al óleo
El color es excelente. Las pinturas al óleo aportan mucha capacidad de representación porque permiten crear muchas tonalidades y la calidad de los colores es muy alta. Dependiendo de la marca puedes encontrar colores creados con pigmentos de mucha calidad.
El control del espesor o la fluidez de la pintura. Permite empastes y veladuras. Las pinturas al óleo se pueden disolver con aceites, esencia de trementina y otros medios para óleo y también se pueden espesar utilizando pigmentos y oleopasto, una masa espesa especial para mezclar con óleos.
Es un material persistente en el tiempo. El óleo existe desde finales del siglo XIV, y las obras de arte continúan con un color fresco y vivo, después de algunos procesos de limpieza y restauración.
Desventajas de la pintura al óleo
El óleo, normalmente, se maneja con esencia de trementina (aguarrás), que es tóxica y apesta. Es necesario un sitio con buena ventilación. En la actualidad hay nuevos óleos que no huelen y se pueden diluir también con otros medios sin tanto olor ni toxicidad.
El tiempo que necesita el óleo para secarse se puede intentar reducir o alargar con otros líquidos químicos diseñados para ello, los secativos. Pero el secado nunca es inmediato.
¿Te gustaría conocer e, incluso, llegar a dominar la técnica de la pintura al óleo? Nacho Quiroga, artista plástico argentino, pintor profesional y autor del libro: «Como Pintar con Óleo«, se ofrece para darte apoyo técnico y fundamentos básicos en el arte de pintar, tanto si quieres iniciarte como si ya tienes conocimientos previos.
Te descubrirá los «pequeños detalles» (perspectivas, luces, sombras, encuadre, equilibrio) y muchos otros fundamentos imprescindibles para que al terminar la pintura, se vea como una verdadera obra de arte. Te divertirás y emocionarás al ver los resultados. El libro está editado en formato .pdf digital, para que lo puedas descargarlo en tu ordenador y empezar a leerlo en cuanto lo adquieras, sin esperas ni gastos de envío
Fuentes:
http://scribd.com, http://josecabello.com y http://pintar-al-oleo.com
Deja un comentario