La Physalia physalis, más conocida como Carabela Portuguesa es un hidrozoo que erróneamente se asocia con la familia de las medusas. A diferencia de la medusa, las carabelas portuguesas son sifonóforos, una colonia de pólipos flotantes llamados zooides que viven en la superficie del agua en una comunidad tan estrechamente relacionada que son incapaces de sobrevivir individualmente.
Cada uno de estos organismos está especializado en una actividad necesaria para la supervivencia de la colonia. Todos se encuentran unidos entre sí y fisiológicamente integrados. La Physalia, hinchándose, se transporta por el viento moviéndose a una velocidad de 20 metros por minuto.
Se compone principalmente de una vela gelatinosa con la que se desplaza impulsada y un cuerpo central con numerosos tentáculos con los que atrapa a sus presas. Estos tentáculos suelen medir más de 10 metros aunque pueden alcanzar una longitud de 30 metros. Su picadura puede provocar intenso dolor, problemas respiratorios e incluso, en ocasiones, pueden ser mortales (por producir una parada cardiaca).
Según asegura el experto Alfredo López, aconseja «no tocarlas bajo ningún concepto para evitar daños graves al organismo, especialmente en personas alérgicas». La neurotoxina producida por sus tentáculos tiene una alta toxicidad. Tiene más de 10 tipos de venenos diferentes en los tentáculos y cada uno tiene un color diferente.
Hay que tener mucho cuidado tanto si se encuentra en el mar como si está muerta en la costa. Aún inertes, su veneno está activo y puede hacer mucho daño. El cuarto miembro de la colonia se encarga de la reproducción.
Habita en aguas tropicales pero, debido a la sobreexplotación pesquera y al cambio climático, proliferan cada vez con mayor frecuencia en costas del Cantábrico y del Mediterráneo. En las costas españolas la presencia de esta especie es muy variada. Es frecuente la presencia de estos organismos en las playas de las Islas Canarias, al igual que en otros puntos del litoral Atlántico español.
Sin embargo, la presencia de Carabelas en las costas mediterráneas españolas tan sólo se debe a hechos puntuales que tienen relación con vientos y corrientes muy concretas. La circulación oceánica propia del Mediterráneo, así como su régimen de vientos, hace que haya una entrada continua de aguas Atlánticas a través del Estrecho de Gibraltar. Cuando en estas aguas quedan retenidas con agregaciones de estos ejemplares, son transportados dentro del Mediterráneo.
De nuevo, la circulación hace que puedan ser distribuidas a lo largo de la costa africana o que por el contrario sean arrastradas por la corriente que baña toda la costa sur y levantina española, aunque en algunas ocasiones han podido ser desplazados un poco más y han llegado a aparecer en las Islas Baleares. Son en estos casos cuando podemos encontrar ejemplares de carabela portuguesa. Casi siempre los ejemplares van quedando varados en las playas.
Para evitar las amenazas sobre la superficie son capaces de desinflar la vela y sumergirse brevemente hasta que pasa el peligro. Entre los depredadores de estas colonias se encuentran la tortuga «Caretta caretta» o «Tortuga boba» (se alimenta de medusas sobre todo) y los peces luna. Ambos, gracias al grosor de su piel, son inmunes a los tentáculos venenosos de la carabela.
Existe otro que es muy interesante (Glaucus Atlanticus), que flota gracias a una bola de aire. Y otro curioso animal depredador de la Physalia es el pulpo manta. No sólo es inmune a la carabela portuguesa, sino que se la come y luego roba sus tentáculos, que utiliza como armas para cazar otras criaturas.
Vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=RBdCpcapB0s
Fuente:
http://cienciaybiologia.com/medusas-la-carabela-portuguesa/
Más información:
http://www.oei.es/divulgacioncientifica/opinion0036.htm
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